jueves, 10 de abril de 2008

JUSTO BRITO Y JUAN TABARE


Justo Brito y Juan Tabare,
hombres de vera y peinilla
como no pare otra madre,
por una vieja rencilla,
en el lugar que se vieran
la muerte juraron darse.


Dicen que el primer encuentro
lo tuvieron en un baile,
cuando iba Justo Brito
con Paulina Colmenares,
bailando un zumba que zumba
de esos que entibian la carne.


“¡ Dame una paloma, Justo!...,
dame una paloma, vale"
gritóle desde un escaño
el temible Juan Tabare.


Pero Brito, en los espasmos
que da la fiebre del baile,
contestóle con la espalda,
sorda expresión del desaire.


“Ten en cuenta, Justo Brito,
te lo juro por mi madre,
que el desprecio que me has hecho
nunca me lo hizo naide…;
¡ yo te enseñaré ca…rrizo…,
cómo se ofende a un Tabare ¡”


Pasaron muchos veranos
desde la noche del baile,
más el rencor de los hombres
es difícil que se acabe.


En un claro de sabana
que dora el sol de la tarde,
se encontraron de repente
Justo Brito y Juan Tabare.


Al mirarse frente a frente
les templó el rencor la sangre;
no se dijeron palabras,
y en el furor de la lucha
las peinillas avarientas
casi cortaban el aire.


Dura y larga fue la brega,
y al morir aquella tarde
ambos estaban de bruces
en un gran charco de sangre.


Mañana dirá el que llegue
al propio estilo del lance:
“Fue por una palomita”
de Paulina Colmenares
que así se dieron la muerte
Justo Brito y Juan Tabare.
” ¡Dos hombres de pelo en pecho
como no pare una madre ¡


Angel C. Bello

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